En las redes sociales empezó a circular un video protagonizado por el señor que ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo federal, el de nombre enrique y apellido nieto, en el que supuestamente rechaza que en México haya crisis alguna de ningún tipo y que tal situación es solo producto de la maquiavélica y perversa mente de quienes le señalan.
Nuestro mesías de la administración pública, nuestro esteta del compromiso social, nuestro perspicaz dirigente, habría dicho que una crisis nacional solo existe en la mente de algunos mexicanos: “quienes digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes, porque no es lo que está pasando”.
Para comprobar su dicho, y como es costumbre en casos de duda y señalamiento, se soltó a dar cifras y cifras y cifras que en papel suenan muy bien, pero que en la triste y penosa realidad que envuelve diligente a gran parte de la población de este nuestro hermoso país, son crueles, burlescas y ofensivas.
Pero según peña, no la hay.
Por eso hay harta seguridad en la labor priista del grupo surgido desde el norte del Estado de México y que atinadamente representan y dirigen personajazos del tamaño de Enrique Ochoa Reza, abogado y economista nacido en Morelia, Michoacán, en 1972, ex titular de la Comisión Federal de Electricidad a la que renunció (finiquito de 1.2 millones de pesos de por medio que según él donó después a organizaciones sociales como la Fundación Michu y Mao) para ser colocado en la dirigencia nacional del PRI, pero, como no le alcanza, pues se vio en la penosa necesidad de entrarle al rollo del ruleteo allá en el norte del país, donde recién adquirió 18 taxis reportando una dirección en San Nicolás, Nuevo León, tema del que da cuenta el articulista Salvador Camarena en el diario El Financiero (http://bit.ly/2njb1gm) y cuya lectura recomiendo ampliamente para poder entender todo el chisme sobre la colección de placas de taxi del líder: 28 placas en Monterrey, 76 placas en la Ciudad de México y cinco en Puebla, 109 en total.
No hay crisis. Por eso no le preocupa la caída en el nivel de aceptación con respecto a la labor desarrollada por su trabajadora personita y que según diversas encuestas es la más baja en todo el sexenio, resultado del mil veces maldito aumento al precio de los combustibles que él, en su magnánima sapiencia, denominó “ajustes”, con todo y que ya se habían acabado “la gallina de los huevos de oro”, en alusión a Pemex, o a la falta de respuesta en torno a los cientos y miles de desaparecidos, tema que se agravó con la “verdad histórica” sobre los hechos y desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, por mencionar algunos.
Tiene razón, todo está tranquilo aquí y vamos bien. Especialmente con la candidatura familiar en el Estado de México, donde no hay temor porque el “fuego amigo” es solo el cruel invento de una mente blanquiazul involucrada en el corazón mismo del partidazo y que empuja y empuja al candidato con cada latido y suspiro hacia un inobjetable e incuestionable triunfo.
Tampoco importan los traspiés de la cancillería en torno a la postura presidencial norteamericana sobre el país son peccata minuta y los señalamientos del presidente venezolano Nicolás Maduro en reclamo a la actitud injerencista de México (¿candil de la calle…?) al hacer un público llamado para privilegiar el diálogo y solicitar un proceso democrático en los conflictos I-N-T-E-R-N-O-S de aquella Nación (http://bit.ly/2nVclGV).
Si nuestro amado líder dice que las cosas van bien, pues van bien y punto. No importan los aberrantes ataques a la libertad de expresión y los cobardes atentados hacia la vida de comunicadores en el país (los casos más recientes en Veracruz y Chihuahua) o la ceguera de la justicia mexicana manifiesta, por ejemplo, en el caso del excelentísimo señor juzgador Anuar González Hemadi, cuya innegable capacidad para impartir justicia fue excelsa al determinar que no hay delito por perseguir al tocar los senos de una mujer e introducir dedos a su vagina sin su consentimiento porque habría sido diferente si alguna de las bestias que abusaron de la menor de edad hubiese sentido deseos insanos y lascivos.
No pasa nada. Hoy González Hemadi se ha convertido en el verdadero rostro de la justicia mexicana, la misma cuyos pechos están manoseados, restregados, chupados, mordisqueados heridos y sangrados.
Todo está bien, dice peña que todo está bien…