Casa editorial Pinos Alados ‖ Entrevista a Rosa Espinoza por Xánath Caraza

Hoy compartimos, en Revista Literaria Monolito, una entrevista a Rosa Espinoza quien nació en Mexicali, Baja California, en 1968. Es poeta, narradora, diseñadora, editora y guionista para la televisión universitaria. Su trabajo ha sido incluido en antologías y revistas literarias como Tierra Adentro, Círculo de poesía, Generación, Ombligo, Navegaciones Zur, Aquilón, Peregrinos y sus letras, Border senses, Río Grande Review, Cofeebok, El Humo, entre otras. Su obra se ha incorporado en las antologías Bethoviana (UABC, 2001), Nuestra cama es de flores (Cecut, 2008), Mapa poético de México (2009), Antología de poesía del Encuentro de Poetas en el País de las Nubes (2015). Es propietaria del Pinos Alados ediciones bajo el cual apareció Señero, su primer poemario. Próximamente aparecerá Llevará tu nombre bajo el sello de la editorial El Humo. Es colaboradora del Programa editorial del Cetys Universidad.

 

¿Quién es Rosa Espinoza?

Rosa Espinoza normalmente se presenta como poeta, editora y diseñadora. Pero también se ha descubierto a sí misma como narradora y guionista, amante de redactar textos de sala. Es decir, Rosa Espinoza es escritora. La mayor parte de su vida ha transcurrido en el mundo de la edición y, sobre todo, en el de la edición académica, pues formó parte del equipo de la editorial universitaria (UABC) por más de 25 años. Después de ese tiempo, tomó su rumbo hacia el guionismo, desde hace cuatro años redacta contenido científico para la televisión universitaria. Contribuye también como diseñadora, editora y asesora en derechos de autor en el Centro de Enseñanza Técnica y Superior, que es una universidad privada muy prestigiosa de la localidad y en la que también impartió clases de Introducción a la tipografía, Tipografía aplicada y Diseño editorial por cerca de 15 años. Estas actividades le dan sustento para editar libros en forma independiente. Por ahora y desde 2014 fundó el sello editorial Pinos Alados que cuenta con un fondo de 30 títulos, sobre todo de poesía y arte.

 

¿Quiénes guían tus primeras lecturas?

Perdí a mi madre a los ocho años y mi abuela paterna se fue a vivir a casa. Acostumbraba leer hasta entrada la noche, y de los cuatro hermanos únicamente yo me animé a acompañarla en esos desvelos. Nadie soportaba dormir con la luz encendida. Yo tampoco podía conciliar el sueño así, pero me sumé a su costumbre y empecé a leer lo que ella me compartía en esa vigilia. Años después, un amigo de la familia (asiduo lector) vivió una temporada con nosotros y, al verme leer, empezó a compartirme sus libros y me volví lectora de material con más consistencia, sobre todo literatura rusa. Novelas y biografías fueron en esa primera etapa los libros que me acompañaron. Durante mis estudios universitarios formé parte de círculos de lectura que me motivaron a leer más y, por supuesto, a escribir.

 

¿Cómo comienza el quehacer editorial para ti?

Tuve una inclinación frustrada por el diseño gráfico, bueno, frustrada en apariencia, porque tengo casi 30 años como diseñadora autodidacta. Mi frustración vino por no estudiar la carrera. Con el tiempo me di cuenta que, si bien no tenía esa formalización en el área, tenía un oficio bien cultivado y vasta experiencia.

Me incorporé a las filas laborales por accidente en la editorial universitaria. Empecé como ayudante de diseñador mientras encontraban a un profesional en el área, pero nunca llegó, al cabo de medio año decidieron darme la plaza. La misma institución me becó para estudiar ciencias de la comunicación y, al terminar la carrera, me trasladé al área de edición haciendo una revista de arte y literatura. En el área editorial me profesionalicé a través de diplomados, cursos y seminarios. En 1999 obtuve la Beca Juan Grijalbo que otorga el Conaculta y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Fui la primera en obtenerla en Baja California. Durante mis estudios universitarios reuní mis apuntes personales sobre el diseño de libros y revistas e impartí talleres de diseño editorial durante cuatro años. Con ese material escribí mi tesis de licenciatura con la cual obtuve el título.

Pasé por varios puestos dentro de esa dependencia hasta que 18 años después fui titular de la editorial por 9 años.

Dentro de la actividad editorial he desempeñado muchos papeles, desde diseñadora de libros y cubiertas, correctora de estilo, redactora, fotógrafa, trabajando a pie de imprenta, instruyendo impresores y muchas de las actividades de la cadena productiva del libro. De 2003 a 2011 coordiné la Feria Internacional del Libro de la UABC.

 

¿Cómo pueden contactar tu editorial?

Me pueden encontrar con mi identidad (Rosa Espinoza) en Facebook o bien como Pinosalados ediciones en esta misma red. Ahí se encuentran los datos de contacto, las convocatorias y las imágenes de algunas portadas del sello.

 

¿Cuál piensas que es tu papel como promotora cultural?

Mi responsabilidad en la promoción de la cultura se vincula con un compromiso personal. He vivido en el medio cultural desde joven, fui bailarina e hice serigrafía algunos años. Desde los 13 años participo en recitales, exposiciones de arte, festivales de danza, encuentros literarios, etcétera. Como creadora y como organizadora me he vinculado con instituciones, conozco de cerca este mundo y soy sensible a las necesidades y consciente de la importancia que tienen los espacios para la creación y la difusión de las artes, sobre todo en una ciudad árida e industrial como Mexicali, cercana a la frontera y con poca tradición en estos menesteres.

El Estado cada vez más abandona la cultura, es una tendencia del modelo económico actual. El surgimiento de proyecto autosuficientes, como Pinos Alados es una respuesta a ese abandono y una apuesta a un arte más legítimo y libre. Después de varios intentos por obtener apoyos federales, decidí que mi editorial se mantendrá al margen de esos apoyos porque sin ellos ha caminado bien. En un medio como el editorial, tan complejo, el ejercicio libérrimo que he ejercido en este sello me marca la pauta para seguir adelante con él bajo ese esquema de independencia.

 

¿Pudieras compartir tu experiencia como mujer en el mundo editorial?

Pienso que no se trata de género sino de voluntad. Tengo un oficio que capitalizo en una dirección que considero correcta. En este caso, ser mujer es una circunstancia ajena a esto.

Pero en México hay una trayectoria larga de mujeres en este oficio que datan desde la Nueva España. Las circunstancias son muchas y todas muy interesantes. Algo indica esta feminización del oficio.

 

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Hace unos días terminé de escribir los lineamientos de Pinos Alados, junto a un par de convocatorias. Más que lineamientos o políticas lo considero un pliego de principios o un manifiesto. Me aventé como el “Borras” a editar estos 30 libros, a convocar y organizar actividades de fomento y, hasta ahora, después de dos años, me senté a organizar mis ideas para saber qué quiero y para dónde voy con los Pinos Alados.

Suelo bromear con esta frase: “hago libros a la menor provocación”, pero en realidad sí es en serio. Tengo varios proyectos: una colección de libros de pintar infantiles sobre las lenguas originales de nuestro estado que están muriendo, este proyecto lo hago junto con un colectivo de ilustradores y con algunos miembros de este mismo desarrollo otra colección para un público adolescente, una especie de libro para intervenir, dado que es la tendencia editorial en estos días. Asimismo, le doy seguimiento a las colecciones que ya existen, las de poesía, traducción de poesía y me estreno con la narrativa con un primer libro de crónica urbana, además de continuar con los libros de aforismos y artes plásticas.

 

¿Qué consejos tienes para otros escritores que comienzan?

Hay muchas formas de editar. Hay muchas formas de participar la cultura. Hay que romper con los modelos tradicionales de distribución y comercialización, hay que integrar a los autores en la edición de obras, en el fomento editorial. No hay nada que esperar del Estado, de la burocracia cultural, de las instituciones.

En ese sentido, quienes escriben deben gestionar sus propias formas de dar a conocer su trabajo, buscar opciones y rutas para acercarse a proyectos autónomos, que quizá se trate de una ruta azarosa. Yo siempre he apostado por que los libros tienen vida propia y toman su