Anímate campanita…

Pues no es por intrigar, pero el candidato del PRI que no es priista afirmó en Tijuana que su contrincante de Morena, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho de su partido “un negocio familiar y sectario” e incluso le puso número a la casa: el partido Movimiento de Regeneración Nacional ha manejado más de 3 mil millones de pesos.

Imagine usted, José Antonio Meade Kuribreña asegura que si el partido del peje fuese una empresa estaría dentro de las 500 más grandes de México, pero “con una diferencia, las otras empresas pagan impuestos, las otras empresas rinden cuentas, las otras empresas tienen gobierno corporativo, ninguna se maneja como un negocio familiar en donde hermanos e hijos están involucrados en su gestión”.

No es necesario salir en defensa del tabasqueño, para eso se pinta solo y tiene suficiente respaldo en los cientos de miles de seguidores que a ciegas le apoyan y que, al parecer -solo al parecer- le llevarán a ocupar la sillita donde todavía está peña nieto haciendo de las suyas (¿la última?, el Instituto Politécnico Nacional se creó ¡hace 500 años! https://bit.ly/2LiFtDO).

El caso es que “alguien” debería platicar con el no-priista porque la misma historia que critica y señala en el enemigo público número 1 de Ricardo “canallita” Anaya Cortés, la vive directamente dentro de la coalición que dice representar, conformada por el partidazo al que NO pertenece (Revolucionario Institucional), el del otrora poderosísimo sindicato magisterial (Nueva Alianza) y, por supuesto, el Verde Ecologista, un partido creado en 1986 que siempre, SIEMPRE, ha sido propiedad de algún Jorge González (padre o hijo, Jorge González Torres y Jorge Emilio González Martínez, respectivamente). No es mi intención repetir acá la historia de esa rémora, pero solo para que se dé usted una idea de la clase de organización que es el Verde en México, debo comentar que en poco más de una década (de 1997 a 2009) recibieron 2 mil 717 millones 151 mil 708 pesos, de acuerdo con un reportaje publicado por El Universal en julio de 2009.

Meade Kuribreña, al parecer, solo ve la paja en el ojo ajeno.

En fin. Lo cierto, otra vez, es que la campaña a la presidencia de la Coalición Todos por México nada más no acaba de cuajar (a 40 días de la elección) y a partir de este martes se han propuesto un “relanzamiento” (cualquier cosa que ello signifique) de la misma. El segundo, dicen.

Así que el buen René Juárez Cisneros y doña Claudia Ruiz Massieu (priistas de verdad, por cierto), tienen la difícil tarea de hacer lo que su candidato no puede: convencer a propios y extraños que la suya sí es una verdadera opción, que ya cambiaron y que ahora sí chambearán por todos los mexicanos y no solo por un minúsculo y abusivo grupo de elegidos.

El problema, el terrible, inmenso y al parecer e insalvable problema, es que el priismo real, no ha podido ni deslindarse y mucho menos poner sana y necesaria distancia de los otros priistas, los jóvenes, los llamados “tecnócratas”, encabezados por la figura presidencial y todos sus incondicionales, el verdadero lastre de un partido que hoy, gracias a ellos, agoniza.

Su candidato, sin importar cuántas veces intente convencernos y convencerse de estar jugando al tú por tú con los otros, estrenará refuerzos con el objetivo de mejorar su imagen y presentación frente a los votantes. Menuda chamba les espera a Carlos Alazraki, Sara Dulché y David López.

 

Anímate campanita…

Estas sí son elecciones históricas y diferentes no solo por las facilidades en materia de comunicación que provee el desarrollo tecnológico o por la evidente polarización que permea en el escenario democrático nacional, sino también por el hecho de que un importante grupo de personas tendrá la oportunidad de sufragar por primera vez en su vida: algo así como 14 millones de jóvenes, de acuerdo con estimaciones del Instituto Mexicano de la Juventud  (IMJ).

Así que, como reconocen, es un mercado muy atractivo para los partidos si tomamos en cuenta que el todavía presidente peña ganó en 2012 con 19 millones 200 mil votos, aunque en este 2018 solo hay un pequeño inconveniente: convencerlos…