“¡Ah, le publicaron a mi tatarabuelo!”. Debate sobre la literatura y la industria editorial mexicana

*En la fotografía: Marco Aurelio Larios (izq.), Cristina Arreola Márquez (en el centro) y Felipe Curiel (derecha)

 

PRIMERA PARTE

Con el pretexto de no saber cómo más celebrar la FIL 2017 de Guadalajara, convocamos a Cristina Arreola Márquez, Felipe Curiel y Marco Aurelio Larios para hablar de la literatura mexicana.

Tres autores de distintas generaciones aceptaron la invitación para reunirse y hablar sobre la posición actual de la literatura mexicana y la industria editorial.

He aquí una breve presentación de los escritores, de menor a mayor.

 

Felipe Curiel, con 26 años, es dramaturgo, actor, director y productor desde 2012. A partir de entonces se ha dedicado a escribir obras de teatro breves, primordialmente para las convocatorias de la red internacional de Microteatro. Entre sus obras están: Máquina de escribir (Dramaturgo, 2013-2016), Dicen que las tortugas no sueñan (Dramaturgo y Actor, 2015-2017), y la más reciente obra es Agüitas de Limón (Dramaturgo, 2017).

Cristina Arreola Márquez, se ha desempeñado en la docencia, el periodismo, la edición y corrección de estilo, así como en la promoción cultural. Ponente en diversos encuentros de literatura. Su obra aparece en antologías y en más de una docena de revistas y suplementos culturales. Editora de la Revista Literaria Monolito. Autora de Nínive (2010) y Navajas de sal (2017).

Marco Aurelio Larios es Doctor en Filosofía por la Universidad de Viena, Austria. También profesor investigador en el Departamento de Estudios Literarios e imparte cátedra en la Licenciatura de Letras Hispánicas y es Coordinador del Doctorado en Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Como autor literario obtuvo el Premio Nacional Juan Rulfo 1998 para primera novela, otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes por su novela El cangrejo de Beethoven (Fondo de Cultura Económica, 2002). Tiene publicados, además, los libros de ficción La música y otras razones para contar (1994);  Erato. Ars amatoria en Guadalajara (1998); y La oportunidad y otros relatos (2007).

PREGUNTA (P). ¿Hay algo que distinga a la literatura mexicana actual?

FELIPE CURIEL (FC). Creo que dentro de la dramaturgia y la escritura para la escena, lo que ha estado identificado a las jóvenes letras en la dramaturgia mexicana es una búsqueda por hacer una combinación entre lo científico, lo cotidiano y lo teatral. Lo que alcanzamos a ver dentro de esto es que hay una inquietud por empezar a ser más interdisciplinarios en nuestra área. También hemos notado muchas voces que buscan cada vez más lo cotidiano, ya no buscan más el verso o la poesía teatral que Shakespeare tenía o algunos otros autores clásicos, sino que ahora buscamos más la musicalidad cotidiana. La construcción, incluso, de los diálogos es más informal, podríamos llamarle, ya no hay una rigurosidad académica por decir: “tu gramática no está bien”. Sí hay más búsqueda por lograr diálogos dichos por cualquiera, que parezcan realmente sacados de una conversación normal, en un autobús, en una charla de amigo a amigo.

CRISTINA ARREOLA MÁRQUEZ (CAM). Creo que la literatura actual responde a muchas vertientes. No sé si se podría decir algo en particular que abarque a todos. Yo creo que desde hace unos años en poesía, lo que yo he notado, es que se busca de pronto narrar más que poetizar, incluso hay libros de poesía que forman como si fuera una novela, digo no es de un año para acá, ya tiene sus añitos que está funcionando de esta manera, y hay autores que buscan romper el verso para romper la musicalidad y que se piense más en el tema que en la forma, pero no sé si pudiéramos decir que esto es lo que distingue a la literatura actual porque hay muchísimas vertientes. En cada estado del país hay algunos modelos a seguir y hay quienes rompen esos modelos. Creo yo que algo que le hace falta a la literatura mexicana es salirse de sus concepciones, sobre todo físicas, sobre todo geográficas; porque de pronto tenemos autores que son valiosísimos pero como son de “provincia” pues se quedan en “provincia”, muy pocos los conocen, y de pronto los pocos que los conocen son del mismo medio; y la gente de a pie ¿a quién conoce?, a quien sale en la televisión o al que de pronto suena más el nombre.

MARCO AURELIO LARIOS (MAL). Sí, bueno, en la narrativa mexicana creo que tenemos que distinguir por lo menos dos vertientes: una la que cultivan las grandes editoriales que buscan temas actuales e interesantes para el público. Entonces, los escritores de estas editoriales que funcionan muy bien a nivel de mercadotecnia, pues les imponen a los escritores estos temas actuales como la narconovela, por ejemplo, o muchas novelas históricas que han aparecido en función de las fechas conmemorativas del Centenario, Bicentenario, y de lo que se aproxima que es la conquista de México a los 500 años en el 2021. Y, bueno, se cultiva la novela histórica y la narconovela. Hay un pequeño grupo que va experimentando con las nuevas formas mediáticas, por ejemplo, Mauricio Montiel está haciendo una novela con base en tweets, entonces está haciendo pues una novela con puros tuits. Y bueno, éstas son las cuestiones más de moda, digamos, en la narrativa mexicana pero también hay pues los escritores como más clásicos que siguen, más o menos, las líneas de antes buscando la imitación del canon de los grandes escritores y ellos están produciendo una narrativa más personal. Yo he dicho varias veces que el verdadero escritor es aquel que escribe para sí, es decir, que la novela que hace o que el cuento que hace es para él.

CAM. Es lo que gustaría leer.

MAL. Sí, y ya los lectores se asociarán de gusto o no a lo que él produce pero bueno pues la moda es, como decía ella (Cristina Arreola), lo que se ve en la televisión, lo que aparece en los periódicos, o en las convocatorias de concursos o en las grandes editoriales. Así que habría que buscar en la literatura mexicana, en ambos niveles, en donde yo creo que lo perenne es lo que no se conoce tanto y lo otro, lo que viene con la novedad, con la moda, con el tema actual será perentorio.

FC. Ahorita que tuve más tiempo de carburar un poco. También hay una línea que es un poco controversial dentro de la dramaturgia pero que se ha desarrollado mucho actualmente… que ahora es… o bueno, hay una concepción de teatro posdramático, posmoderno, ahora nos borra un poco a los dramaturgos de la escena, usan la palabra más como herramienta pero no como un vehículo para contar historias. Ahora se escriben como partituras de palabras pero no historias en sí, y también creo que es otra línea que está siendo un poco controversial pero otra que se está desarrollando.

CAM. Estaba contando justamente a Jordi, antes, cuando estábamos él y yo, que hay esta línea novedosa en la dramaturgia de eliminar las acotaciones como… no recuerdo el nombre de este dramaturgo que se está volviendo a presentar su obra “Viaje de tres” en el Teatro Experimental.

FC. Jorge Fábregas.

MAL. Es Jorge Fábregas. Él fue mi alumno, ya de muchos años… y es narrador también tiene una novela sobre futbol y sobre todo tiene un gran éxito Jorge fábregas con literatura infantil y juvenil. Y tiene una novela infantil que se llama “Los gatos de Tlaquepaque”…

CAM. Bueno, pero pues lo que buscan los dramaturgos es dar libertad creativa al director de la puesta en escena, se supone, que cada director va a hacer su representación distinta, cosa que ya sucedía de todas maneras (risas), pero de pronto cambia un poco la forma en la que está escrita o la intención con la que se presenta.

MAL. Pues yo, en cuanto el teatro y la dramaturgia, creo que el teatro de los últimos, quiero decir los últimos 20, 25 años, ha adoptado el lenguaje cinematográfico, es decir, se crea una sucesión de escenas que es como ver películas porque el cine es una asociación de escenas. Antes era otra cosa, antes era una escena de situación y, como decía uno de mis profesores, decía que cualquier situación podría escenificarse pero una situación es, por ejemplo, una larga conversación en un sofá, en una sala, como la Sonata de otoño de Ingrid Bergman, esta película que se basa fundamentalmente en esa larga conversación en un sofá, de la madre y la hija. Y ahora no, ahora el teatro crea escena sucesivas, cuadros escénicos, a la manera de escenas cinematográficas que van cambiando el espacio y el tiempo y el espectador tiene la sensación de que ahora ve una película en vivo, digamos, ¿sí? Desde… se me va su nombre… este Larios ¿cómo se llama? que ha ganado premios internacionales… ganó el premio Tirso de Molina en España… Hugo Salcedo Larios, que es de Jalisco pero reside ahora en Tijuana. Él tiene, pues, este lenguaje cinematográfico en sus obras de teatro que son un éxito rotundo y lo mismo puedo decir de Jorge Fábregas, Viaje de tres es una sucesión de escenas de tres que van viajando hacia un lugar con un chamán… y bueno.

P. Es lo que decías que se volvía multidisciplinario

FC. Sí, sí, y ahorita también mencionando, creo que el último ejemplo, que tuvimos una obra muy cinematográfica, es precisamente el creador más importante del teatro posdramático en México, Alberto Villarreal. Fue Cactácea en LARVA, producido para los quince años de Luna Morena, que es una compañía de títeres. Básicamente él se dedica a esto del teatro postdramático donde justamente es un lenguaje más cinematográfico, se trabaja más en la construcción de ideas, de sucesos en escena, mas no en una historia. Por ejemplo, Cactácea, yo la vi, duraba hora y media, y de la hora y media no entendí absolutamente nada de lo que dijeron, ¿no? (risas). Pero era el objetivo, eran muchas palabras que no se entendían, no había una historia como tal, era más un mosaico sobre la mexicanidad, que era el objetivo de la obra, pero en realidad el texto no te decía absolutamente nada, pero sí había cierta musicalidad que te hacía más pesada la escena o te la hacía más ligera.

CAM. ¿Como un absurdo?

FC. Sí, resulta un poco absurdo pero sí ha tenido otros montajes que sí le han funcionado. (risas)

MAL. Sí, yo he mencionado que actualmente una obra de Xavier Villaurrutia sería muy difícil de escenificar porque es una escena, es una situación, y es profundamente verbal, entonces eso puede aburrir o cansar, porque también, digámoslo, el cine nos ha acostumbrado a una manera de percibir la realidad, entonces, la adecuación del teatro o los que hacemos novelas pero ya no las hacemos con capítulos largos sino con capítulos pequeños, para ir avanzando a la manera cinematográfica también, eso ha impactado al proceso de creación de la literatura mexicana. Yo creo que no podríamos definir a la literatura mexicana por un tema o por una temática o por una identidad, yo creo que lo que estamos viendo son procedimientos de la escritura. Cristy habló de que la poesía es más narrativa, de que se crea la escena como impacto poético, como, por ejemplo, Luis Vicente de Aguinaga tiene un poema que habla de la bocanada, del cigarro que sale de su boca y la figura que forma el humo. Independientemente de la calidad poética, se está haciendo “la escena”, es decir, vivimos, digámoslo, en un mundo escenificado. Este café (donde nos situamos) tiene una escena, tiene una escena de salas, de tipo bar. Es decir, los distintos niveles de este café están “narrativizados”. Ahora tú entras a un bar y te lo ponen con un salón de cowboy o te lo ponen como un bar cubano o te lo ponen… etc., porque te narran y ése es el mundo que estamos viviendo desde los años noventa a la fecha, realmente. Digo, aquí los colegas son jóvenes pero yo sí he visto ese cambio de manera muy visible.

P. ¿Hay una tradición narrativa por romper de los escritores más conocidos de México como Carlos Fuentes, Octavio Paz, Juan Rulfo, entre otros, para los actuales escritores?

MAL. Bueno, lo que pasa con los escritores que tú has mencionado, es que ellos crearon nuevas estructuras narrativas frente a sus predecesores que tenían un estilo realista, como de tipo lineal con una historia consecutiva, con un dominio de personajes, y de pronto viene Juan Rulfo y viene una narrativa que se basa en la prolepsis y en la analepsis, es decir, en la anacronía, en el sistema de romper los tiempos de la narración. Y luego  viene una narrativa como Carlos Fuentes en la que te persigue al personaje, ya no es crear un mundo con muchos personajes sino seguir al personaje como una estructura narrativa. Y todo esto se vuelve complejo, evidentemente. Lo que sí te puedo decir, y pienso yo, es que los autores más recientes ya no se imponen estos retos de creación, quizá por la simplificación escénica de la que yo estoy hablando, ya no se imponen estos retos experimentales. La Generación del crack, que se llama así, según ellos, para romper (aplaude) de golpe, como un “crack”, romper con la Generación del boom y hacer una literatura muy intelectual, muy cosmopolita, que ya no se sitúe en México sino… Ignacio Padilla y Jorge Volpi te cuentan pues una historia que ocurre en Alemania, ¿sí?, cuando ellos son mexicanos. Y bueno, ése es su “crack” pero luego ellos tienen una simplificación porque buscan un lector que no sea tan intelectual, que no le exija mucho leer, es decir, tú no puedes leer Terra Nostra de Carlos Fuentes, ahí sentado en la playa o junto a una alberca porque la novela de Fuentes te exige una concentración intelectual en la que tú debes recurrir a un sitio cerrado, de concentración, a una biblioteca, tu cuarto personal. Mientras que las nuevas novelas del crack para acá en la línea de la editorial mercadotécnica, de la mercadotecnia que yo he dicho, son pues novelas para tirarse en la playa, para leer en vacaciones…

CAM. Incluso para leer en pausas porque hay unos escritores que lo que hacen es reunir como si fueran pequeños cuentos y se forma la novela con sus cuentos, y de pronto pues esa estrategia les ayuda, les permite no tener que hacer todo el manejo para regresar a esa cuestión de la anécdota sino se van lineales, nada más lo que hacen es que ponen textos breves y se ahorran todo eso. De pronto no sé si romper con estos autores (los mencionados en la pregunta) sea lo bueno, debido a esto que estábamos comentando pero sí creo que las novedades narrativas pues ya, de alguna manera, rompieron con la tradición de los autores, no sé si para bien o para mal pero los han ido dejando de lado, creo yo.

MAL. Bueno, yo sí creo que un verdadero escritor, a lo que a mí me parece debe tener retos de creación. Y no solamente el ejercicio disciplinario de escribir permanentemente. Yo una vez conversé con Paco Ignacio Taibo II y él hacía cuatro, cinco novelas simultáneas y cuando una le ganaba se iba con esa hasta terminarla. Y, bueno, yo me pregunto cuántos retos de creación tiene Paco Ignacio Taibo con una novela que es consecutiva, fácil, etcétera, con todas las cualidades de la mercadotecnia que yo ya he dicho y ¿por qué no hacer sólo novelas que constituyan un reto personal en la creación? Pero bueno, si la idea es ser un escritor exitoso y reconocido, que pensarán ellos, pensará él, es estando vivos, mientras que algunos románticos pensamos que nuestro éxito viene cuando ya no estemos sobre la faz de la tierra. Cuando el tataranieto diga: “¡Ah, le publicaron a mi tatarabuelo!” (risas).