El día después

La recomposición de la gestión gubernamental tendrá ante sí el reto de solucionar los graves problemas nacionales: la pobreza, acabar con el cáncer de la corrupción […] hacerle justicia a los movimientos sociales cuyas justas demandas aún están pendientes.

Mario Trujillo Bolio.

 

¿Puede el coraje, la pobreza, la violencia, el cansancio, la burla y la decepción cambiar al país? ¿Puede el nepotismo, la corrupción y el clientelismo engañar una vez más? ¿Puede cambiar el rumbo de México con el triunfo de un candidato? ¿Qué le espera a México?

El pasado domingo 01 de Julio, se vio a un México –dijera Colosio- con sed de justicia, con hambre de libertad y representación. ¿Por qué? No resulta curioso que existe un descontento general en gran parte del país por los resultados del actual gobierno, encabezado por el Lic. Enrique Peña Nieto y el PRI, su partido de origen.

¿Son vengativos los mexicanos? No, el coraje del mexicano reside principalmente en eso a lo que está acostumbrado: la violencia, la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades. Los mexicanos quieren un país en donde se pueda caminar libremente sin ese temor a ser desaparecidos. El mexicano merece un país en donde pueda acceder a los niveles superiores de la educación. El mexicano quiere trabajo y salud, pero parece que quien gobierna, lo hace para él y no para ellos.

¿Quiénes son ellos? Ellos son también los otros, son los ciudadanos que el panóptico de los programas sociales no puede ver, son los desiguales a los que se les niega el derecho de amar y ser familia. Ellos son los ciudadanos que preservan las culturas indígenas y las tradiciones de nuestro país. Ellos son los invisibles para los gobiernos. Ellos no existen.

El Lic. Andrés Manuel López Obrador –ganador, aún no ratificado ni por el PREP ni por el TEPJF- habló frente a cientos de miles de simpatizantes de su Movimiento de Regeneración Nacional. Dijo que no defraudará a los casi más de veinte millones de personas que votaron por él, y por los que no votaron también. El Lic. Andrés ha prometido trabajar de forma conjunta con los poderes del gobierno en todos los niveles para terminar con la corrupción y la impunidad.

Lo verdaderamente sorprendente fue escuchar que respetará y garantizará los derechos a quienes no se les ha reconocido: a los indígenas, a la diversidad sexual. Aunque en varias ocasiones el Lic. Andrés se ha pronunciado a favor de una consulta popular para los temas más polémicos como el  aborto, la adopción y el matrimonio homoparental, parece que ahora sí, los principios de la libertad y el respeto los defenderá como máximo símbolo de su gobierno.

El día después de la elección, el país despertó como nunca: siendo pobre, desigual y violento, pero, está vez, en la mirada profunda de nuestro país se pudo observar un destello de esperanza, de satisfacción, de cambio. Que si bien, una persona no puede resolver todos los conflictos de México en seis años, por lo menos demostraron que, juntos, los ellos, los otros, los de arriba y los de abajo pueden castigar a quien tanto daño –dicen-, le ha hecho a nuestro país.

El día después de la elección, los mexicanos trabajaron, comieron y durmieron, sabiendo que, por primera vez en la historia de la vida democrática de nuestro país, es posible que el PRI se quede sin representación por el principio de Mayoría Relativa en el Congreso Local del Estado de México, que ni todo el aparato institucional del PRI, ni todos sus operadores políticos pudieron defender sus casas más fuertes: Toluca, Atlacomulco e Huixquilucan, los dos primeros por la coalición MORENA-PES-PT y el último por la coalición PAN-PRD-MC. Además de la posibilidad de que al Estado de México en el senado, no lo represente el PRI –con Camacho Quiroz-, sino MORENA y  el Frente con la maestra Delfina y Juan Zepeda respectivamente.

El día después de la elección, los mexicanos confirmaron el poder de su voto, le dieron la posibilidad a MORENA de controlar el Congreso de la Unión (ambas cámaras) y con ello, el Lic. Andrés tendría el poder parcial –no absoluto por las cláusulas de gobernabilidad- para hacer y deshacer lo que quiera, cuando quiera. No resulta nada benéfico que el congreso y el ejecutivo pertenezcan a un mismo partido, porque, ¿no se supone que esa era la queja general, qué debía existir contrapeso para gobernar con acuerdos?

El día después de la elección se confirma la derrota historia del PRI en los 300 distritos federales y con ello, no hay más que decir, hace mucho tiempo, dije ya en esta casa editorial, que el PRI forzosamente –sí o sí- necesitaba trabajar al interior de su partido, al interior de sus estatutos, reforzar sus cuadros, y no esos cuadros de papel que sirven para aplaudir o pegar calcomanías. El PRI necesita cambiar o va a morir, como lo hace ahora el PRD en la CDMX, ambos (PRI-PRD) sucumbirán al pesar de los mexicanos, y de no cambiar, morirán en el intento de gobernar como ahora el PRI.

El día después de la elección debemos ratificar que, como mexicanos, tenemos el papel de exigir al ejecutivo y al congreso, la máxima representatividad de nuestros intereses como nación, debemos ser siempre críticos con quien ostente el poder, el silencio no puede hacerse presente durante los próximos seis años, el Lic. Andrés podrá equivocarse pero deberá siempre enmendar sus errores y mejorar.

Jamás permitiremos que ultrajen el derecho a la libertad de expresión, de opinar, de decir todo lo que está mal y lo que proponemos como cambio. México necesita fortalecer sus instituciones, garantizar los derechos universales a todos los ciudadanos.

El día después de la elección servirá como momento de reflexión para recordad que, incluso en los pantanos más oscuros de la democracia, existe la primavera, con flores de cambio, enojo, coraje y molestia y, esa primavera brotará para cambiar el mundo.

Nuestro país necesita una revolución, una revolución de conocimiento, en donde los mexicanos salgan con la información y el deseo de ser representados como únicas armas, que el único ganador en esta pugna por la democracia, sea nuestro país.